Revolver Olviden

Con la expresión seria, pero propenso al asombro y a la risa, Ander Rerbordinos Oliden (Donosti, 1997) parece un chaval pintorescamente anacrónico. Fuertemente influenciado por el postpunk, la música surf sesentera, la movida madrileña y la música yé-yé, Revolver Olviden —juego de palabras originado con sus apellidos— hace una propuesta sencilla pero enérgica, visceral incluso.

Criado a medio camino entre la capital guipuzcoana y Gaztelu —pequeño pueblo del interior de la provincia—, actualmente está cursando Filosofía en la Universidad del País Vasco, en Donosti, después de un breve periodo en Madrid aprendiendo cine y filosofía. Compone sus propias canciones desde los 15 años, momento en el que, como casi cualquiera que empieza, montó unos versos encima de unos acordes y arrancó a gritar lo que fuera que le pasase por la cabeza.

Ahora mismo lidera la banda Cronopio —en alusión a las criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales de los cuentos del escritor argentino Julio Cortázar— en la que compone, toca la guitarra y canta sus canciones junto con Beñat Bikario (Donostia, 1997), en la trompeta, Ander Larrañaga (Donostia, 1995), con la batería, el bajista Aritz Aramendi (Donostia, 1997) y el guitarrista Julen Fernández (Donosti, 1997).

Cronopio está cocinándose a fuego lento: cuenta con cinco canciones —las dos presentes en Punkeli pertenecen a este elenco—, pero están a la espera de generar un repertorio lo suficientemente extenso para editar el primer álbum y poder dar conciertos. Este trabajo se caracteriza principalmente por un estilo rocanrolero, psychobilero y swingero.

Su proceso creativo consta de dos partes: escuchar y «robar» mucha música. Rebordinos justifica el hurto con el objetivo de «poder conquistar eso que te gusta pero desde ti». Y en cuanto al contenido de sus letras, ya sean en euskera o castellano, comenta que esa parte creativa es lo más complicado para él: «La canción sin letra es más fácil que me salga. Generalmente, para componer las letras acudo a la improvisación. Cojo la guitarra, meto palabras que en un inicio no tienen ningún sentido, pero poco a poco las voy trabajando y acabo dándole un significado más amplio».

Además de la improvisación, Rebordinos se remite a sus experiencias para concretar ideas que le susciten diferentes estados emocionales: «Al final lo que busco con mis letras es una manera de crear una imagen mental que reúna y recoja todo aquello que vivo, siento y pienso en mi día a día». También confiesa una fuerte influencia de grupos tan dispares entre sí como La Femme, The Cramps, Doctor Deseo, Rafael, o incluso por la música estadounidense easy listening de los años 50. A su vez, también hace hincapié en cómo han influido en él y en su obra el cine de terror de la década de los 80 o el cine español «viejo, cutre».

A su vez, está comenzado dos proyectos de música electrónica. El primero en solitario bajo el nombre artístico de Andreas Cuello, y el segundo junto con Aritz Arrieta (Elgorriaga, 1998) llamado 'Zaborg' en el que pinchan música electrónica, postpunk y synthpunk en diferentes eventos.

En cuanto al proyecto Andreas Cuello, bebe de la misma fuente que sus otros dos trabajos, pero dentro de la variante de la experimentación electrónica. Todo producido y compuesto por él, sin letra y bajo los ritmos de la música disco, tecno, pop y high energy, su intención es tener listos cuatro temas en una maqueta para finales del año 2019. Fuertemente influenciado por la cultura audiovisual, pretende bautizar sus piezas con referencias al cine: su primer tema se llama 'Gaspar' en honor al director argentino Gaspar Noé (Buenos Aries, 1963) y a su película 'Climax' (2018), de la cual se puede apreciar una potente presencia de su banda sonora.

Sobre su creación, Cortázar afirma reflexivo: «Un cronopio es un dibujo fuera del margen, un poema sin rimas». Sería curioso si el escritor se levantase de su tumba y afirmase lo mismo sobre Rebordinos y compañía.